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El avance en el manejo y la inmunidad adquirida con la vacunación y las infecciones han permitido reducir un 30% la mortalidad de los pacientes críticos con COVID-19 de la Regió Sanitària Girona

11 octubre 2022
  • Esta es una de las conclusiones de un estudio que analiza a los pacientes ingresados entre marzo de 2020 y abril de 2022 en las UCI de los hospitales Trueta de Girona y Santa Caterina de Salt.

Los avances en el manejo de los pacientes y la inmunidad adquirida con la vacunación y tasa de infecciones fueron los factores clave para reducir la mortalidad de los pacientes con COVID-19 ingresados ​​en las unidades de críticos de la Región Sanitaria Girona. Ésta es una de las conclusiones del estudio realizado por el Servicio de Medicina Intensiva y presentado a los profesionales sanitarios en el marco de las Sesiones Generales hospitalarias por el Dr. Josep Maria Sirvent, jefe del grupo de investigación en Infecciones, Sepsis y Disfunción Multiorgánica del Paciente del Instituto de Investigación Biomédica de Girona Dr. Josep Trueta (IDIBGI), y, hasta el pasado abril, jefe de servicio de Medicina Intensiva de los hospitales Josep Trueta de Girona y Santa Caterina de Salt.

El avance en el conocimiento científico también ha permitido reducir las estancias en las unidades de críticos en cuatro días –si comparamos los ingresos de las primeras oleadas con los de las últimas–, así como identificar determinados biomarcadores que se asocian a una mayor mortalidad.

Durante el período analizado, desde marzo de 2020 hasta abril de 2022, las UCI de ambos hospitales habían atendido a un total de 1.307 pacientes críticos por COVID-19 provenientes de toda la Región Sanitaria Girona. La ola con más ingresos en la UCI fue la sexta, justamente la ola con más casos registrados: 218 en la 1ª ola, 213 en la 2ª, 225 en la 3ª, 202 en la 4ª, 185 en la 5ª y hasta 265 en la 6a, cuando la variante ómicron era predominante.

A pesar de que la edad media de los pacientes ha sido de 60 años, sí que se han registrado diferencias significativas entre las oleadas –que van desde los 55 años de media en la 5a ola hasta los 63 años, en la 3a. También se han registrado diferencias en cuanto al género, aunque siempre, mayoritariamente, la COVID-19 ha afectado más a los hombres que a las mujeres. Así, durante la segunda y tercera ola, las mujeres representaban el 27% de los casos, mientras que en la 4ª este porcentaje subió hasta el 39%.

En cuanto a la mortalidad, los peores datos se registraron durante la primera y la segunda ola, cuando la enfermedad era todavía muy desconocida. Los avances en los conocimientos de cómo tratar la COVID-19, la vacunación y la inmunidad adquirida, y también con la tasa de infecciones, probablemente son los factores que contribuyeron de forma definitiva a poder reducir la mortalidad. Así, se empezó con un 27% de mortalidad de pacientes en la 1ª ola, que descendió hasta el 16% en la 6ª ola. El análisis de los casos registrados en estos dos años ha permitido determinar que la edad del paciente y los niveles de determinados biomarcadores como el LDH (una enzima que indica si hay lesión orgánica), la PCR (un marcador de inflamación) y la troponina (que indica lesión cardíaca) se asocia a la mayor mortalidad hospitalaria. En global, la edad de los pacientes que murieron era significativamente mayor, de 69 años de media, frente a la de los que sobrevivieron, de 58 años de media. Globalmente, podemos decir que durante estos dos años se han duplicado los ingresos en las UCI, ya que los pacientes con COVID-19 han hecho doblar el volumen de pacientes atendidos de un año convencional (en este tiempo, en ambas UCI han atendido a un total de 2.528 pacientes, 1.307 de los cuales han sido atendidos por COVID-19), se han reducido las estancias por SARS-CoV-2 en 4 días y la mortalidad en un 30%.

Fotografia de la UCI de l'Hospital Santa Caterina amb pacient amb COVID-19 (Crèdit: IAS/ICS Girona).

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