La presentación de los resultados de la Cohorte Española de Toxoplasmosis Congénita (REIV-TOXO) recibió el Premio a la Mejor Comunicación Oral de la 28a Reunión Anual de Sociedad Catalana de Pediatría realizada en Girona el 14 y 15 de junio. Se trata de un trabajo impulsado por el dr. Borja Guarch, del Servicio de Pediatría del Hospital Josep Trueta de Girona y también investigador vinculado al IDIBGI, y el dr. Pere Soler, jefe de la Unidad de Patología Infecciosa e Inmunodeficiencias de Pediatría del Hospital Universitari Vall d'Hebron y del grupo de Infección e Inmunidad del Vall d'Hebron Instituto de Investigación (VHIR).
La Cohorte Estatal de Investigación en Toxoplasmosis Congénita (REIV-TOXO) es un proyecto que incluye una base de datos estatales de carácter ambispectivo, que recoge a los pacientes con toxoplasmosis congénita (TC) confirmada nacidos en España desde el 1 de enero del 2015 hasta la actualidad. Actualmente forman parte de la red 122 hospitales de todas las comunidades autónomas de España.
La Toxoplasmosis Congénita incluye un conjunto de síntomas que presenta un bebé no nato cuando está infectado por el parásito toxoplasma gondii, que puede causar daños en los ojos, el sistema nervioso, la piel y el oído. La retirada progresiva del cribado serológico sistemático de la toxoplasmosis al embarazo en varias comunidades autónomas -incluida Cataluña- ha impulsado la formación de la Cohort, con el objetivo de seguir aportando conocimiento sobre el impacto real de la TC en España y disponer datos científicos que puedan ayudar en la toma de decisiones en materia de salud pública para la prevención y tratamiento precoz de la infección.
El trabajo incluyó a 56 pacientes (54 gestaciones), con un seguimiento medio de 24 meses. Gracias al cribado prenatal pudieron detectarse el 92,8% de los casos de infección, la mayoría registrados en el tercer trimestre. En el nacimiento, el 62,5% de los bebés eran asintomáticos. El 84% completaron el tratamiento de la TC, pero el 14,2% presentaron complicaciones posteriores, sobre todo oculares. Los bebés que no recibieron tratamiento prenatal presentaron mayor riesgo de presentar sintomatología en el nacimiento y de complicaciones durante el seguimiento.
El trabajo de la Cohorte REIV-TOXO refleja la capacidad del cribado prenatal para diagnosticar la TC, iniciar tratamiento durante el embarazo y obtener mejores resultados clínicos en el nacimiento y durante el seguimiento. De esta forma, la Cohort quiere poner de manifiesto la necesidad de establecer un cribado materno universal.
El estudio ha sido financiado a través de la donación privada de la familia Bescos Manau para promover la investigación de la toxoplasmosis congénita.